La científica Sarah Salviander abandona el ateísmo al hallar evidencia de un Creador en su investigación
Sarah Salviander, destacada astrónoma y astrofísica estadounidense, profesora en la Universidad de Texas y vinculada a Southwestern University, ha impactado a muchos con su poderoso testimonio de conversión del ateísmo al cristianismo. Tras años de negación absoluta de lo espiritual, halló en la complejidad del universo una verdad innegable: Dios existe y es el autor de todo.
Criada en un hogar completamente ateo en Canadá, Salviander vivió su infancia sin contacto con el cristianismo. Su visión del mundo estaba profundamente influenciada por el racionalismo científico, creyendo que la fe era para personas «débiles y necias». Sin embargo, con el tiempo, empezó a cuestionar el vacío existencial que la ciencia no podía llenar y la falta de respuestas a las preguntas más profundas del alma.
Su perspectiva comenzó a cambiar al ingresar a clubes de física y matemáticas donde conoció cristianos con una alegría y sabiduría que desafiaban sus prejuicios. Allí conoció a Dave, quien había tenido una historia similar pero ya creía en Cristo. Él fue clave en su proceso de fe.
Uno de los hitos en su camino espiritual fue el libro La ciencia de Dios del físico y teólogo Gerald Schroeder, que le permitió reconciliar su amor por la ciencia con la fe bíblica. El Salmo 19:1 cobró vida para ella: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos”.
Su fe se afianzó aún más a través del dolor. Tanto ella como su esposo enfrentaron enfermedades graves y la pérdida de su hija Ellinor. Aun en el sufrimiento, encontraron consuelo en Cristo. Sarah asegura haber recibido una visión reconfortante de su bebé en los brazos de Dios, lo que le devolvió la paz.
Hoy, como profesora e investigadora, Salviander utiliza su conocimiento científico para responder preguntas difíciles y mostrar que ciencia y fe no son enemigas, sino caminos complementarios hacia la verdad. Asiste con su esposo a la Iglesia Bíblica de Hill Country en Austin, Texas, y sigue proclamando con firmeza que el Dios de la Biblia es el verdadero autor del universo.