Keener declaro que los cristianos eran mal vistos y habló muy mal sobre ellos, incluso burlándose de las personas que creían en Dios. Sin embargo, admitió que encontró algunos de ellos “muy buenos”.
Las cosas cambiaron para Keener cuando empezó a considerar preguntas eternas, respuestas que su ateísmo no le dio nunca. “Comencé desde joven a leer a Platón y a pensar en la inmortalidad del alma. No estaba realmente convencido con la forma en que argumentó sobre el tema”, comento.
Keener asegura que todo empezó con una pregunta lo atormentaba: “¿Qué pasará cuando muera?”
“No tenia sentido como estaba mirando las cosas”, afirmó Keener, quien comenzó a pensar sinceramente: “Si hay algo infinito que también le importa, por favor muéstremelo”.
Además un tiempo después, algunas personas le predicaron el Evangelio de Jesucristo. “Discutí con ellos por una hora. No estaban realmente entrenados en apologética”, señala.
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“Dios estaba en la habitación conmigo. ¡No podía negar su presencia! ”, subrayó.
Intelecto y fe
Mientras Keener trataba de defender su ateísmo, Dios tocó su corazón y su alma de una manera sobrenatural. “Ese no era el tipo de evidencia que estaba pidiendo, pero era más real”, admite.
“Está bien, Dios, no entiendo cómo Jesús, muriendo y resucitando de entre los muertos, me hace sentir feliz, pero si eso es lo que estás diciendo, lo creo”, dijo mientras se humillaba ante Dios.
Además, también afirmo que le pidió a Dios que lo ayudara en la fe: “No sé cómo se resolverá contigo, pero si quieres hacer esto, hazlo por mí”.
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Esta oración cambió vida de Keener. “Algo sobrenatural sucedió. ¡De repente, sentí algo corriendo por mi cuerpo que nunca antes había sentido! “, afirma.