Salmos 143:8-10 El salmista David sabía reconocer que su vida dependía de la soberanía del Eterno, y siempre confesaba con su boca su necesidad de buscar a Dios.
Pedía al Señor que lo guardara de todos sus enemigos. Podemos imaginar aquel hombre guerrero que había vencido al gigante Goliat, pedir protección, es irónico para muchos, pero con certeza podemos decir que el Salmista David reconocía que ninguno de sus logros y victorias eran por su propia fuerza o capacidad.
Siempre puso a Dios por delante de todo. Nosotros de igual manera, debemos estar confiados en aquel que es nuestro Creador, el que nos guarda de todo mal, a pesar de nuestras infidelidades el permanece fiel. 2 Timoteo 2:13. Cada vez que nosotros pecamos somos merecedores de la muerte.
Romanos 6:23 dice: Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. Pero que bueno que el amor de Dios nos da vida a través de su infinita misericordia. Lamentaciones 3:22-24 dice: Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré.
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Señor Jesús en este día te damos gracias porque estamos estrenando misericordias nuevas, ayúdanos dirigenos, dame de tu paz en medio de las dificultades, que tu Espíritu Santo nos acompañe en todo momento, líbranos de nuestros enemigos, los que procuran nuestro mal, guíanos por tu senda de amor y justicia. Amén.